Se concibe como un "sistema nervioso planetario" para la energía, similar a cómo Internet funciona para la información.
Interconecta regiones productoras de energía limpia (como desiertos solares y costas ventosas) con los centros de consumo.
Utiliza "autopistas" de transmisión ultraeficientes para transportar la energía a largas distancias.
Es gestionada por una inteligencia artificial distribuida que optimiza el flujo de energía.
En esencia, la RGER busca crear un ecosistema energético globalizado, cooperativo y resiliente, donde la energía fluya de manera eficiente y sin fronteras para satisfacer las necesidades de todos.